Vivir con Pascal

 "Si hubiera que elegir un sonido universal para la paz, votaría por el ronroneo". (B.L. Diamond)

Desde que estaba pequeña, en mi casa solo sabíamos que era tener como mascota a un perro… Tener que sacarlos a la calle

unas

3 veces al día, estar atentos a que nada se comieran raro, recibir un amor sin límites desde el primer día, enseñarles a no hacer las necesidades en la casa, entre otros que dependerán de cada animalito… Sin embargo, no se contemplaba ni la más mínima idea de tener un gato en nuestras vidas.

Pase por un promedio de 3-4 perros, de los cuales han tenido que quedarse con familiares como mi hermano, que les han brindado una mejor calidad de vida (más manguita y aire libre)… Y a los 20 años en plena pandemia me llego una noticia en Instagram de que necesitaban personitas para adoptar gatitos, comencé a convencer a mi mamá y al postularme no quedé, no me daban motivos, solo que no cumplía con el perfil que buscaban.

No mentiré, quede como aburrida con la noticia porque quería y podía (importantísimo esta parte) brindarle un hogar a un gatito que lo necesitara. Un 8 de septiembre del 2020, recuerdo que regresaba de comprar unas cosas y abriendo la puerta de mi casa, salió un ser blanco con manchas negras, muy

flaquito

y con un moño morado… Tenía una carta pegada que decía:

“Él es Pascal, le colocamos así porque sabíamos que era el gatito perfecto para ti, es un gatito abandonado de 3 casas, que necesita mucho amor y compañía. Desde hoy será tu mejor amigo y tu regalo de cumpleaños… Mamá”

Pascal llegó para darme uno de los mejores cumpleaños de todos, paso por tres casas donde no lo querían o no podían tenerlo, y desde ese día, ha sido un aprendizaje diario de estos felinos.

Los gatos son un mundo completamente diferente a los perros y siento que son muy auténticos y coherentes con sus emociones. Un gato no te va a querer simplemente porque llego a tu vida, es una construcción diaria de esa relación, es un amor desinteresado y sin apegos… Y si nos colocamos reflexivos, así deberían ser las relaciones de los humanos. Tú no vas brindando amor o confianza al primer extraño que se te aparece.

Pascal ha sido mi compañía en mi época de migrar de casa, de responsabilizarme por mí misma, y claramente a su vez ir conociendo la personalidad de esa bola de pelos color vaca. Él es calmado, pero en la noche le da la loquera de despertarme a toda costa, es muy curioso, ama las galletas de salmón y se enloquece con la hierba gatuna, no es asquiento porque se mete a esa caja de arena en la posición que sea para hacer sus necesidades (hay gatos muy caches), ama el agua, pero odia que le coloque el champú, comenzó haciéndose bolita y durmiendo en mis piernas buscando calor… Hoy en día duerme en bolita a mi lado derecho.

Siempre que tengo días muy largos o complejos, llego a mi casa y ahí está Pascal para mí, sin decir nada estos animalitos sienten todo y saben cuándo necesitas compañía.

Si el día es soleado, va al balcón donde se tostaría. Entre más caliente mejor para quedar con el lomo hirviendo literalmente. Odia montar en moto, pero lo hace como un experto, como si en otra vida hubiera sido un motero. Tiene una mirada que me dice como “Oiga, míreme, deme amor” y tiene otra de “No me toques ni un solo pelo hoy”. Sus juguetes favoritos son un cocodrilo de peluche, mis chulos del cabello y claramente todas las cajas del D1. Le dicen “Pascual”, “Tal cual”, “Boris”, “Vaca”, “Niño” y yo le digo “El gordo”.

Siempre he dicho que tener un gatito te enseña más de lo que crees:

1. Te enseña en disfrutar de las cosas más simples y pequeñas.
2. Vivir cada día según el ritmo que se presente.
3. Ser independientes y priorizar nuestras necesidades.
4. Dormir es necesario a toda costa y más en un espacio cómodo y tranquilo.
5. Aprender a ignorar lo que no nos hace bien.
6. Ser más observadores con el entorno.
7. Siempre construir relaciones desapegadas y brindando mucho amor desinteresado.

La historia dice que yo rescate a Pascal y la verdad, él lo hizo conmigo.

Por: Maria Camila Restrepo Cadavid